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Colaboración: Axel Arañó, Julio González, Adriana León, Walter Lingrad, Rosa López
La zona oriente de la Ciudad de México, ha sido de las últimas áreas en que el Lago de Texcoco se ha desecado y ha tenido lugar uno de los crecimientos irregulares más recientes de la Ciudad. La especulación inmobiliaria aunada a la corrupción desmedida ha degenerado en bastas zonas de habitación sin servicios con escasa infraestructura y por supuesto sin una organización físico-espacial del entorno. En un predio de aproximadamente 240,000 m2 destinado para vivienda popular, se propuso la creación de un nuevo espacio público (parque) con un centro administrativo, cultural y recreativo, de servicios básicos que junto con la vivienda creara un nuevo centro urbano para servir a una extensa área con una población de aproximadamente tres millones de habitantes. El parque que se extiende a lo largo de la avenida principal, en sus lados cortos queda flanqueado por un centro comercial y n centro administrativo respectivamente, y en su lado largo por el desarrollo de vivienda de alta densidad. El desarrollo esta formado por dos bloques paralelos de vivienda de aproximadamente 400 metros de largo que forman un frente al nuevo parque, su gran escala crea nuevas referencias en un paisaje urbano amorfo y desarticulado. La ligera curvatura de uno de os bloques origina un espacio contenido, dando acceso a 600 viviendas del conjunto. El otro límite del parque se forma por los edificios de servicios comunitarios y administrativos del gobierno de la ciudad. El presupuesto limitado y el subsuelo con muy baja capacidad de carga (1ton/m2) dan las pautas principales de este proyecto. Los cuatro edificios del conjunto parten de la repetición de un número limitado de elementos que facilitan la comprensión y construcción del edificio, abatiendo costos y tiempo. Una ventana, una puerta, una armadura, una columna, un cancel y su repetición forman parte de una estructura modular de concreto y acero. La austeridad de los edificios destacará en el contexto amorfo. El edificio de la subdelegación de Iztapalapa es como un barco que flota sobre el antiguo lago de Texcoco. Un cajón de cimentación de concreto surge del suelo formando la base que soporta una estructura ligera de acero. La planta baja confina las partes cerradas del edificio, mientras la planta superior se convierte en el espacio de atención al público dominando la vista hacia e parque y los volcanes. La tierra desplazada por e cajón de cimentación se acumula alrededor formando un cráter. Esta modificación de la topografía aísla el edificio de la intensa actividad de la avenida, formando una talud de vegetación arbustiva, dejando solo un acceso a la plaza que articula el conjunto. La construcción ha sido abandonada por razones incomprensibles, sin embargo, forma parte ya de la interminable área de Neza-Iztapalapa. |